gales sobrevive a Francia
Ocho años después, una expulsión volvió a decidir un duelo fratricida entre Gales y Francia. Entonces, Sam Warburton chafó la semifinal del Mundial de Nueva Zelanda con su placaje alto sobre Vicent Clerc y dejó sin premio a su deslumbrante camada. Cuando peor lo estaba pasando Gales, agotada este domingo en Oita ante un rival más fresco y clarividente, Vahaamahina les devolvió al favor con un codazo en la cabeza. La inferioridad condenó a los franceses, que se habían quitado el cartel de víctima y estaban dando la talla con sus cachorros de la trasera. Y sobrevivió a sus expectativas Gales, la reina del hemisferio norte en 2019, que se medirá con Sudáfrica el próximo domingo.
Gales comenzó en el diván ante una Francia preguntona. Primero, con una patada a seguir de Huget; después, con una carga de Dupont, que ya saboreaba la zona de marca. La encontró el gigantón Vahaamahina, que aprovechó el desequilibrio generado por la plataforma francesa para estirarse ante la última guarnición galesa. Y fue héroe antes que villano. Sin tiempo para digerir el golpe, el XV del Dragón volvería a sangrar tras una brecha defensiva impropia. Navidi falló el primer placaje sobre Vakatawa y abrió la puerta a los lobos franceses. Ntamack, Dupont y Penaud, descarados, tocaron la partitura en superioridad y Ollivon posó a placer bajo palos. Apenas se habían cumplido ocho minutos y Francia ya ganaba 12-0.
gloria a la muralla inglesa
Inglaterra maquilló este sábado en Oita su gran herida reciente. Los Wallabies, sus verdugos cuatro años atrás en su Mundial, no tuvieron respuesta ante una muralla impertérrita de camisetas blancas. El XV de la Rosa, que se convirtió en 2015 en el único anfitrión apeado en la fase de grupos, vuelve 12 años después a las semifinales de un Mundial y demuestra sus hechuras para ganarlo. Tras un nefasto 2018, el rugby australiano confirma su crisis y su selección no estará entre las cuatro elegidas por tercera vez en su historia, con el mismo ejecutor que en 1995 y 2007, una Inglaterra con un cuerpo técnico plagado de australianos que le ha ganado sus siete partidos desde 2016 y que aguarda al ganador del Irlanda-Nueva Zelanda.
El primer examen defensivo inglés llegó pronto ante una inagotable secuencia australiana de 18 fases. Su resistencia, con placajes sólidos y buen desplazamiento lateral, fue su primera pica en un inicio nervioso. Prueba de ello es que no pudieron echar a rodar la melé en más de cuatro minutos. Australia no escondió sus balas y se hizo con la posesión: percusiones de sus centros, el hegemónico Kerevi y el novato Petaia, en primera línea de fuego con 19 años. Y las rupturas del frenético Kurtley Beale, autor de la estampida que valió los tres primeros puntos.
Ocho años después, una expulsión volvió a decidir un duelo fratricida entre Gales y Francia. Entonces, Sam Warburton chafó la semifinal del Mundial de Nueva Zelanda con su placaje alto sobre Vicent Clerc y dejó sin premio a su deslumbrante camada. Cuando peor lo estaba pasando Gales, agotada este domingo en Oita ante un rival más fresco y clarividente, Vahaamahina les devolvió al favor con un codazo en la cabeza. La inferioridad condenó a los franceses, que se habían quitado el cartel de víctima y estaban dando la talla con sus cachorros de la trasera. Y sobrevivió a sus expectativas Gales, la reina del hemisferio norte en 2019, que se medirá con Sudáfrica el próximo domingo.
Gales comenzó en el diván ante una Francia preguntona. Primero, con una patada a seguir de Huget; después, con una carga de Dupont, que ya saboreaba la zona de marca. La encontró el gigantón Vahaamahina, que aprovechó el desequilibrio generado por la plataforma francesa para estirarse ante la última guarnición galesa. Y fue héroe antes que villano. Sin tiempo para digerir el golpe, el XV del Dragón volvería a sangrar tras una brecha defensiva impropia. Navidi falló el primer placaje sobre Vakatawa y abrió la puerta a los lobos franceses. Ntamack, Dupont y Penaud, descarados, tocaron la partitura en superioridad y Ollivon posó a placer bajo palos. Apenas se habían cumplido ocho minutos y Francia ya ganaba 12-0.
gloria a la muralla inglesa
Inglaterra maquilló este sábado en Oita su gran herida reciente. Los Wallabies, sus verdugos cuatro años atrás en su Mundial, no tuvieron respuesta ante una muralla impertérrita de camisetas blancas. El XV de la Rosa, que se convirtió en 2015 en el único anfitrión apeado en la fase de grupos, vuelve 12 años después a las semifinales de un Mundial y demuestra sus hechuras para ganarlo. Tras un nefasto 2018, el rugby australiano confirma su crisis y su selección no estará entre las cuatro elegidas por tercera vez en su historia, con el mismo ejecutor que en 1995 y 2007, una Inglaterra con un cuerpo técnico plagado de australianos que le ha ganado sus siete partidos desde 2016 y que aguarda al ganador del Irlanda-Nueva Zelanda.
El primer examen defensivo inglés llegó pronto ante una inagotable secuencia australiana de 18 fases. Su resistencia, con placajes sólidos y buen desplazamiento lateral, fue su primera pica en un inicio nervioso. Prueba de ello es que no pudieron echar a rodar la melé en más de cuatro minutos. Australia no escondió sus balas y se hizo con la posesión: percusiones de sus centros, el hegemónico Kerevi y el novato Petaia, en primera línea de fuego con 19 años. Y las rupturas del frenético Kurtley Beale, autor de la estampida que valió los tres primeros puntos.
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